Hay un deseo común que tiene el ser humano de sentirse realizado y pleno. Y, para alcanzar eso, generalmente, las personas hacen de su razón de vivir el éxito en la profesión, en la relación amorosa, en la familia, en otras áreas de la vida. 

No obstante, el verdadero motivo por el cual nosotros vinimos al mundo es glorificar a Dios.

Motivo de nuestra existencia y el centro del universo Como el apóstol Pablo señala: «Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.»  (1Corintios 10:31).

Eso es el encontrar y conocer a Dios, de ser perdonado(a) por Él y vivir una vida con propósito que te lleve a la eternidad con tu creador. Tú puedes ser parte de la familia de Dios.

El te creo con un propósito
Dios nos ama y quiere que seamos Sus hijos. Cuando aceptamos a Su Hijo Jesucristo como nuestro salvador, comenzamos una relación con Dios. ¡Esa relación es mejor que cualquier cosa que podamos tener en nuestra vida! No es un resultado de nada que podamos hacer, es un regalo gratis que nos da Dios mismo. (Efesios 2:8-9).

Nuestra relación con Dios puede ser restaurada cuando creemos en Jesús, el Hijo de Dios, y ponemos nuestra confianza en Él. Jesús vivió una vida sin pecado y murió en la cruz para pagar por nuestros pecados.  “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

ABRE TU CORAZÓN Y DILE:

Señor Jesús, Yo creo que Tú eres el Hijo de Dios.
Gracias por morir en la cruz por mis pecados. Te pido que perdones mis pecados y me des el regalo de vida eterna.
Te pido que entres en mi vida y seas mi Señor y Salvador.
Gracias por escuchar mi oración. Quiero servirte siempre. Amén”.

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